Los investigadores contactaron a Brunelle y de su proyecto salieron las 32 parejas voluntarias.
Las fotos de sus rostros fueron analizadas con tres softwares de reconocimiento facial, como los que se usan, por ejemplo, en los aeropuertos, en la policía o para desbloquear el celular.
«Son programas que te dicen cuán similar es una cara en comparación con otra», explicó Esteller.
En gemelos, por ejemplo, la similitud detectada por esos programas alcanza 90%-100%.
En el estudio, se utilizaron para determinar el grado de «semejanza» de los rostros de las parejas y encontraron «una tasa de similitud elevada«.«El número de pares que fueron correlacionados por al menos dos programas fue muy alto (75% de similitud en 25 de 32)», indicó el instituto en un comunicado.
De acuerdo con Esteller, eso está «muy cerca de la capacidad humana para reconocer gemelos idénticos».
En la mitad de las parejas, los tres programas encontraron correlaciones, es decir, 16 pares extremadamente parecidos.
Los investigadores analizaron «el material biológico» de los participantes, algo que fue un poco «complicado» de obtener porque estaban «en distintos países», señaló el doctor.
Así, muestras de ADN de la saliva fueron recogidas y analizadas.
«Estudiamos ese material biológico, el genoma y dos componentes más: el epigénoma, que son como las marcas químicas que controlan el ADN, y también el microbioma, el tipo de virus y bacterias que poseemos».
El genoma, la genética, fue lo que terminó poniendo a «las parejas juntas», mientras que la epigenética y el microbioma -aspectos relacionados con el entorno- los distanció.
«Lo que el estudio está demostrando es que lo más importante en estos casos es que (las parejas) tienen una genética similar, una secuencia del ADN semejante, y (el parecido) no es debido a que tengan familias en común, no hay ninguna relación entre ellos».
Más allá de lo físico
Este estudio es pionero en el ámbito de la genética porque, como lo señala Sarah Kuta en la revista Smithsonian, aunque «puede parecer obvio que las personas con rasgos faciales similares también tendrían algo del mismo ADN, nadie lo había probado científicamente hasta ahora«.
Pero también hay algo que va más allá de lo físico.
A los voluntarios, se les pidió rellenar un cuestionario con más de 60 preguntas sobre sus hábitos de vida «para ver si también se parecían en eso y en algunos casos hubo semejanzas», indicó el profesor.
«También se analizaron otros aspectos físicos como el peso, la edad, la altura, etc.»
El estudio encontró que en las 16 parejas muy parecidas, «muchos tenían pesos similares y el análisis de sus factores biométricos y de estilo de vida también mostró que había similitudes«.
FUENTE: mega diario.
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