El enigma se remontaba al año 1637. Entonces, el matemático francés Pierre de Fermat escribió en una página de un volumen de su biblioteca el que hoy es uno de los teoremas más famosos de la historia, protagonista incluso de un capítulo de la serie Los Simpson. El teorema sostenía que la igualdad xn + yn = zn es imposible si n es un número entero mayor que 2 y las tres letras son números enteros positivos. “He encontrado una demostración realmente admirable, pero el margen del libro es muy pequeño para ponerla”, presumía Fermat en su anotación.
La demostración, efectivamente, existía, pero tardó más de 350 años en encontrarse. Hasta que el matemático Andrew J. Wiles anunció en 1995 que había resuelto el llamado Último Teorema de Fermat, impermeable a los mejores cerebros de la disciplina durante cientos de años. La Academia Noruega de Ciencias y Letras ha concedido hoy a Wiles el premio Abel, dotado con 600.000 euros y considerado el Nobel de las matemáticas. La institución ha elegido a Wiles por su “impresionante demostración del Último Teorema de Fermat, mediante la conjetura de modularidad para las curvas elípticas semiestables, que abrió una nueva era en la teoría de números”. La frase da una idea de la complejidad del logro.
Wiles descubrió el acertijo de 1637 en un libro de la biblioteca de su barrio, cuando solo tenía 10 años. El niño se sorprendió al ser capaz de entender su enunciado, pese a que el volumen recalcaba que llevaba más de tres siglos sin solución, según destaca la academia noruega en un comunicado. Era 1963 y el chaval decidió dedicarse a las matemáticas. “Supe desde ese momento que nunca abandonaría el problema. Tenía que resolverlo”, ha declarado Wiles, hoy investigador en la Universidad de Oxford.
Homer Simpson aparecía en un capítulo de 1995 —tras el anuncio de Wiles— deambulando por otra dimensión, rodeado por la expresión 178212 + 184112 = 192212, un contraejemplo que aparentemente tumbaba el Último Teorema de Fermat si se hacía la suma en una calculadora normal. Con un aparato más potente, el resultado cambiaba a partir de la décima cifra. Fermat tenía razón, como solo supo demostrar Wiles.
FUENTE: El Pais.
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