El puro ingenio o el análisis matemático más sorprendente se han utilizado para sacar ventaja ante el azar, en ocasiones con resultados positivos.
La banca siempre gana. No hay que olvidar esta máxima de los juegos de azar en los que se apuesta dinero. Pese a ello, en este sector con cierto papel en la economía de muchos países se han utilizado argucias sin fin, el puro ingenio o el análisis matemático más sorprendente para sacar ventaja ante el azar. Algo que a veces ha funcionado.
Eddie Tipton, uno de los responsables de seguridadde la US Multi-State Lottery Association (que agrupa a las principales loterías de numerosos estados norteamericanos) había sido detenido por modificar el softwarecon el que se realizaban los sorteos, permitiéndole predecir los números.
El ordenador en cuestión estaba aislado del mundo exterior y custodiado con cámaras, tras haber sido meticulosamente auditado. Pero elcracker aprovechó el cambio al horario de invierno de ese PC para entrar físicamente en la sala y –aún siendo grabado– conectar un pendrive consoftware malicioso que modificó el original.
El sujeto en cuestión actuó con calma: entre los años 2005 y 2011 se le relacionó con al menos seis premios distintos de los que acabó siendo beneficiario.
En otros casos, hay quien utiliza sus conocimientos pero no necesariamente para hacer el mal. La revista Wired contó hace tiempo la historia de Mohan Srivastava, un matemático experto en estadística que descubrió un fallo de diseño en los cupones del «rasca y gana» canadiense. Tras observar muchos de ellos, llegó a una conclusión: los números no podían imprimirse puramente al azar, pues debían repartirse cierta cantidad de premios pequeños, intermedios y grandes. Si el algoritmo con el que se elegían esas combinaciones no era perfecto los números que quedan visibles en los cupones quizá permitieran adivinar algo sobre los que estaban tapados. De hecho, no necesitaría «rascar» nada: podría anticipar qué cupones eran ganadores y cuáles no. Su fórmula no era perfecta, pero comprobó que funcionaba el 90% de las veces. Habiendo calculado que no le resultaría muy práctico ir de tienda en tienda «mirando» cupones para comprar solo los premiados, se dirigió al organismo de loterías para demostrar su método. Pudo hacerlo sin ser tomado por «numerólogo chiflado» y cuando quedaron convencidos acabaron modificando la forma en que se elegían e imprimían todos esos números y cupones.
FUENTE: Tecnologia el Pail.
La banca siempre gana. No hay que olvidar esta máxima de los juegos de azar en los que se apuesta dinero. Pese a ello, en este sector con cierto papel en la economía de muchos países se han utilizado argucias sin fin, el puro ingenio o el análisis matemático más sorprendente para sacar ventaja ante el azar. Algo que a veces ha funcionado.
El ordenador en cuestión estaba aislado del mundo exterior y custodiado con cámaras, tras haber sido meticulosamente auditado. Pero elcracker aprovechó el cambio al horario de invierno de ese PC para entrar físicamente en la sala y –aún siendo grabado– conectar un pendrive consoftware malicioso que modificó el original.
El sujeto en cuestión actuó con calma: entre los años 2005 y 2011 se le relacionó con al menos seis premios distintos de los que acabó siendo beneficiario.
¿Cómo lo hacía?
Eligió un par de días clave en los que podría apostar sobre seguro a «sus» números. Los sorteos amañados tuvieron lugar siempre o bien el 23 de noviembre o el 29 de diciembre, aunque no está claro cómo esto no se detectó en las auditorías delsoftware. Luego vendía los boletos, que otros cobraban «legalmente». El hecho de que un buen día le sorprendieran con 500.000 dólares en efectivo y asegurara haberlos ganado en una lotería de otro Estado con ayuda de un amigo no le ayudó mucho. Estaba bajo los focos. Con el tiempo, y tras rocambolescas historias con grandes premios no reclamados, empresas en paraísos fiscales, como la isla de Belize, y el intento de cobro de 14 millones de dólares de un superbote, en octubre de 2015 acabó detenido y con una acusación formal. Tras el juicio, dio con sus huesos en la cárcel, donde actualmente cumple 10 años. En otros casos, hay quien utiliza sus conocimientos pero no necesariamente para hacer el mal. La revista Wired contó hace tiempo la historia de Mohan Srivastava, un matemático experto en estadística que descubrió un fallo de diseño en los cupones del «rasca y gana» canadiense. Tras observar muchos de ellos, llegó a una conclusión: los números no podían imprimirse puramente al azar, pues debían repartirse cierta cantidad de premios pequeños, intermedios y grandes. Si el algoritmo con el que se elegían esas combinaciones no era perfecto los números que quedan visibles en los cupones quizá permitieran adivinar algo sobre los que estaban tapados. De hecho, no necesitaría «rascar» nada: podría anticipar qué cupones eran ganadores y cuáles no. Su fórmula no era perfecta, pero comprobó que funcionaba el 90% de las veces. Habiendo calculado que no le resultaría muy práctico ir de tienda en tienda «mirando» cupones para comprar solo los premiados, se dirigió al organismo de loterías para demostrar su método. Pudo hacerlo sin ser tomado por «numerólogo chiflado» y cuando quedaron convencidos acabaron modificando la forma en que se elegían e imprimían todos esos números y cupones.
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